Un reciente estudio indica que, al contrario de lo que se creía, mientras más se comparte información y más agentes se agregan al debate, menor es la calidad del conocimiento generado. Lo que es igual a decir que, aún cuando en un comienzo “dos cabezas piensan mejor que una”, cuando los sujetos entran en conocimiento de las opiniones de otros, se reduce la diversidad de opiniones.
Los investigadores Janz Lorenz y Heiko Rahut del Instituto Federal de Tecnología de Zurich (ETH Zurich)explican este fenómeno como una cuestión estadística y no psicológica.
El fenómeno se debería principalmente a tres efectos: la “influencia social“, que disminuye la variedad de opiniones reduciendo también la capacidad del grupo de bajar su rango de error; la ”reducción de rango“, que genera que el grupo se vuelva menos capaz de entregar conocimiento técnico o experticia y la ”autoconfianza“; relacionada a la confianza propia de los individuos cuando convergen sus opiniones con las de los demás, reduciendo su acertividad mientras más se unen al círculo de la autocomplacencia.
Interesante sería considerar estas conclusiones para explicar el bajo nivel del debate que se genera en algunas redes sociales sobre temas de alta complejidad, que a medida que pasan los días son tratados como materias en que basta un si o un no para resolverse, dejando de lado las diferentes aristas.
Algo similar podríamos encontrar en los inexplicables movimientos autoritarios y totalitarios, donde naciones enteras se entregan a la voluntad de la masa y no existe espacio para el discenso. Si no, ¿cómo entender que cientos de seres humanos, seres morales y capaces de amar sigan ideologías que propagan el odio? De alguna forma sus líderes son capaces de generar una masa crítica de seguidores que subvierten la verdad y el conocimiento, creando una gran versión del mundo donde estos efectos estadísticos comienzan a manifestarse, con fatales consecuencias.
Esta clase de estudios nos enseña el peligro del efecto “masa”, del que ya un pensador como José Ortega y Gasset nos advertían cuando hablaba del nuevo “hombre masa” que había creado la modernidad. Es una advertencia para mantener el libre pensamiento y a la libertad de expresión cómo un derecho que debe ser cultivado frente al peligro de la “sabiduria” de las mayorías.
Nota de Tecnopolitiks: No hay que tener miedo a desentonar. En una sociedad plagada de lugares comunes, censura y autocensura, hay que expresarse libremente sin cortapisas y sin temor de ir contra la opinion predominante.
Via: FayerWayer
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